El Betis logra una ventaja holgada, pero en dos errores inadmisibles del sistema defensivo resucita al Levante. En un segundo tiempo aún más disparatado concretó su ‘harakiri’. que falte por dilucidar, que el Betis empiece a rezar todo lo que sepa porque tras su disertación errática y surrealista recitada junto al Turia únicamente le queda ponerse en manos del santoral para que el drama del descenso no sea una realidad allá cuando vuelvan las calores. Tras ir ganando por 0-2, el Betis demostraba su amplio abanico de carencias para caer por 4-3 ante el que, sin duda alguna, es el candidato número 1 a abandonar la categoría.
No es una cita trascendente, pero sí de indudable importancia. Queda mucho para el balance definitivo y eso le quita dramatismo, pero el envite que pone al Betis en Valencia tiene la suficiente carga como para que el equipo de Héctor Cúper la afronte con preocupación. Y para ella, el técnico argentino pone en la mesa las cartas que ha ido mostrando a través de la semana, tanto en la intimidad de Montecastillo como ya en Sevilla. Quiere decirse que es Lima quien forma tándem defensivo con Juanito y que Arzu reaparece como titular en detrimento de Juande. Es el Betis esperado en la teoría y que luego ya en la práctica va a mostrarse insultantemente superior al Levante desde la primera campana hasta el fatídico minuto en que todo se torcerá de manera incomprensible y, diríamos, hasta inadmisible.
El equipo bético va a por el partido como con prisas, Juanito puede marcar en el minuto uno y Riga en el dos. Sí marcará Arzu en el nueve para justificarse en el electrónico lo que se refleja en cancha. El Levante no es nada a pies de un Betis que ha puesto muy arriba su línea presionante, Sobis desaprovecha una gran jugada de Caffa, pero surge la inquietud cada vez que Savio intenta, casi siempre con éxito, llegar al área bética mediante sus conocidos slalom.
Caffa lleva mucho peligro por su flanco, Sobis hace que se luzca Storari, que va a reeditar su éxito en un paradón a volea tremenda de Caffa. Y llega el segundo gol del Betis y ahí parece que no habrá más historia en cuanto Edu transforma desde los once metros. Van veinticuatro minutos y todo hace indicar que lo que falta será un paseo para el Betis, pero este Betis no da de sí para pasearse ante nadie, ni siquiera ante el destacadísimo peor equipo de la categoría, ni siquiera ante este Levante.
Y es que aun en los mejores momentos verdiblancos, aun cuando nada hace indicar que el partido peligra, se ve que no hay solvencia defensiva, que Lima es un blandito que hace faltas de blandito, que Juanito no atraviesa el mejor momento de su carrera y que los conceptos defensivos de Damià dejan mucho que desear. Y así el tema, en un minuto y pico, el Levante vuelve al partido con dos goles que son más hijos de esa insolvencia defensiva que por méritos levantinistas.
Dos pecados de pasividad en la pareja de centrales más la distracción de Fernando Vega quedándose enganchado para habilitar a Riga en el segundo gol causan un estropicio en la línea de flotación de un equipo que parecía tener los deberes hechos en la fría y ventosa tarde valenciana. Y al descanso se va con un empate tan imprevisto como doloroso, una muesca más en la dubitativa andadura bética, como la enésima demostración de debilidad de un equipo hecho sin cabeza y sin seguir patrón de proyecto alguno.
En el descanso prescinde Cúper de uno de los principales culpables, no el único, del desaguisado para recomponer con Rivas en vez de Lima la descompuesta defensa bética. Y al primer tapón, taponazo del recién salido. Riga le da coba lejos del área y antes de llegar a ella larga un zurdazo aparentemente imposible para Ricardo, un portero que almacena una ristra de goles imparables.
Un minuto después, uno de los supervivientes del naufragio, Pavone, devuelve la ilusión al Betis, pero se ve de forma clara que el triunfo local está más cerca que el cuarto gol bético. Sabe mejor lo que quiere y cómo conseguirlo el Levante que el Betis. El Betis de Cúper, ese profeta del fútbol defensivo, hace aguas por donde menos debiera hacerla, por su retaguardia. Juanma parece Garrincha ante Fernando Vega, Savio da la impresión de que aún es internacional por Brasil y Riga, ¿qué decir de Riga cuando él solito ha abierto una vía de agua a espaldas de Somoza y en la cara de Juanito?
En fin que el Betis quiere, pero no puede. No puede por falta de un mínimo de aptitud para moverse por la categoría. Y llega el gol del triunfo local y de la confirmación dramática de que este Betis es carne de Segunda, un barquito de papel en el océano. Y si, además, le aparece una vocación suicida descorazonadora, pues a ver quién me convence a estas alturas de la Liga que la permanencia no es una quimera, a ver quién. Si con dos goles a favor es incapaz de manejar al peor de todos, ¿qué porvenir tiene este equipo tan zarrapastrosamente conformado? Ayer tocó suicidio junto al Turia; ¿dónde toca mañana? ¿Y pasado?
viernes, 30 de noviembre de 2007
! Que poca verguenza ¡
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