Real Betis 3-1 Almería
Dos errores de bulto, la anulación de un gol legal y una expulsión injusta, irían a condicionar el partido. Tras el descanso, todo era cuestión de esperar el gol de los de Chaparro
Con renglones muy torcidos que fueron enderezándose con el discurrir del partido, el Betis confirmaba que su estado de salud ha mejorado ostensiblemente. Tras unos comienzos en que todo el aire le vino en contra, gol incomprensiblemente anulado a Pavone y penalti más que dudoso de Fernando Vega que el árbitro decretaría como tal, el Betis vio cómo el viento le cambiaba de dirección y a la rigurosísima expulsión de Acasiete iba a suceder penalti y expulsión de Cobeño para que la tarde se arreglase. Al cabo, un gol de Edu y dos de Pavone superarían al que Negredo hizo desde los once metros para abrir el marcador. Como balance, un triunfo más de la era Chaparro que vale su peso en oro y que sirve para confirmar que la mejoría progresa adecuadamente.
Dos errores de bulto, la anulación de un gol legal y una expulsión injusta, irían a condicionar el partido. Tras el descanso, todo era cuestión de esperar el gol de los de Chaparro
Con renglones muy torcidos que fueron enderezándose con el discurrir del partido, el Betis confirmaba que su estado de salud ha mejorado ostensiblemente. Tras unos comienzos en que todo el aire le vino en contra, gol incomprensiblemente anulado a Pavone y penalti más que dudoso de Fernando Vega que el árbitro decretaría como tal, el Betis vio cómo el viento le cambiaba de dirección y a la rigurosísima expulsión de Acasiete iba a suceder penalti y expulsión de Cobeño para que la tarde se arreglase. Al cabo, un gol de Edu y dos de Pavone superarían al que Negredo hizo desde los once metros para abrir el marcador. Como balance, un triunfo más de la era Chaparro que vale su peso en oro y que sirve para confirmar que la mejoría progresa adecuadamente.
Fue una tarde que empezó ilusionante, con un Betis que contrarrestaba la forma del Almería de embocar el pleito. Y es que si los de Unai Emery presionaban arriba, los de Chaparro no iban a la zaga. Pero el cambio de golpes era inquietante y si a los seis minutos desperdiciaba Negredo una clara ocasión, dos después liga una estupenda combinación el Betis que culmina con gol de Pavone. Gol como una casa que el árbitro invalida de forma injusta.
Y al minuto, penalti de Fernando Vega y el Almería se adelanta en el marcador mediante Negredo. Todos los fantasmas que han ido acumulándose sobre la vertical del Betis en este tiempo de convulsiones y desmanes de dirigentes aparecen como por ensalmo, la gente se pone en lo peor, todo indica que estamos ante un más de lo mismo, cuando Acasiete ve la segunda tarjeta de forma tan injusta como fue la invalidación del gol de Pavone. Recompone Emery el equipo retrasando al malagueño Juanito, pero el capítulo de contrariedades no han terminado para los del Poniente, qué van a terminar.Corre el minuto 22 y Rivera es derribado por Cobeño casi en la línea de gol, penalti y, por ende, expulsión del guardameta. Otra recomposición y Emery quita del campo a Juanito para que salga el portero Diego Alves y baja a Soriano como acompañante de Pulido en el eje de la defensa. Empata el Betis y todo lo sombría que había aparecido la tarde va dándole paso a cierta luz, no mucha, pero alguna hay para vislumbrar que contra nueve puede el Betis manejar definitivamente las aguas para que éstas vayan a su molino.
Sin embargo, el Almería no juega a empatar, sólo a empatar. Con una línea de cuatro atrás, monta un rombo en que los vértices largos son Corona y Negredo flanqueados por Juanma Ortiz y Crusat, individuo éste rapidísimo y que ya ha cargado de personales a Ilic. Decididamente, el partido lo ha roto Velasco Carballo –el mismo que hizo añicos del Betis en Balaídos en la antepenúltima jornada del pasado curso– y puede pasar de todo, pero once contra nueve es mucha ventaja cuando queda tanto tiempo por delante.Pasa que el Betis no aprovecha el cuarto de partido que resta hasta el descanso. Luego se ve un Betis más razonable, con menos prisas, ensanchando más el campo, y sólo falta esperar que la fruta del gol caiga por su propio peso. Y no tarda en caer, que sólo han pasado cinco minutos cuando Capi demarra sobre el enrejado que ha establecido Emery sobre la media luna para servir a Pavone y que éste acredite otra vez que el gol y él son amigos de toda la vida.Ya de cara en el marcador, Chaparro, que se conoce bien a sus clásicos, no ha olvidado que Ilic y Caffa están amonestados y blinda la integridad del equipo sacando a Damià y a Babic como alternativas. Pero el equipo, que había empezado la segunda parte de manera muy coherente, va desordenándose, hasta el punto de que a veces tenemos la impresión de quien está en inferioridad numérica es el Betis, no el Almería. Se atolondra el Betis, seguramente por el vértigo que produce el poder perder el tesoro que se tiene entre manos, pero ese Almería que quiere cosas sólo llega a tres cuartos del rival.A veinte minutos del final, una concatenación de errores en defensa termina en tiro raso de Uche que Casto detiene con solvencia. Ahí se han parado todos los pulsos en Heliópolis, pero también sirve de catarsis para que el Betis salga del marasmo y logre que el nervio pueda con unos nervios que se antojan disparatados. Arzu se agarra al paso, Rivera es una máquina de recuperar balones y Capi le descabala el rombo al Almería con sus cambios de ritmo y sus conducciones en zig zag.En otra de estas conducciones, el camero saca una contra que termina en gol de Pavone y que pone fin a las intranquilidades.
La tarde se ha arreglado definitivamente, las cosas no tienen el color cárdeno habitual, se confirma que la orina del enfermo tiene mejor pinta y que el futuro tinta hacia un mejor aspecto, mucho mejor. La mano de un bético como Paco Chaparro se está dejando notar y es que siempre será mejor estar en manos así que de otro tipo.
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