Llegó con la estela de revelación del Torneo Apertura en Argentina, sobre él recayó la responsabilidad de hacer olvidar a Oliveira. Durante su periodo de adaptación le llovieron las críticas. Ahora, ha pasado de villano a héroe. Que el Betis deje de sondear el mercado de invierno en busca de un delantero porque el Tanque Pavone dará muchas alegrías a la parroquía verdiblanca. !Pavone, que bueno que viniste¡
domingo, 30 de diciembre de 2007
sábado, 22 de diciembre de 2007
Junta de Accionistas
Tomen ustedes buena nota. Aquí está resumida la peculiar Junta de Accionistas que tuvo lugar ayer.
martes, 18 de diciembre de 2007
Continúa el "Efecto Chaparro"
Real Betis 3-1 Almería
Dos errores de bulto, la anulación de un gol legal y una expulsión injusta, irían a condicionar el partido. Tras el descanso, todo era cuestión de esperar el gol de los de Chaparro
Con renglones muy torcidos que fueron enderezándose con el discurrir del partido, el Betis confirmaba que su estado de salud ha mejorado ostensiblemente. Tras unos comienzos en que todo el aire le vino en contra, gol incomprensiblemente anulado a Pavone y penalti más que dudoso de Fernando Vega que el árbitro decretaría como tal, el Betis vio cómo el viento le cambiaba de dirección y a la rigurosísima expulsión de Acasiete iba a suceder penalti y expulsión de Cobeño para que la tarde se arreglase. Al cabo, un gol de Edu y dos de Pavone superarían al que Negredo hizo desde los once metros para abrir el marcador. Como balance, un triunfo más de la era Chaparro que vale su peso en oro y que sirve para confirmar que la mejoría progresa adecuadamente.
Dos errores de bulto, la anulación de un gol legal y una expulsión injusta, irían a condicionar el partido. Tras el descanso, todo era cuestión de esperar el gol de los de Chaparro
Con renglones muy torcidos que fueron enderezándose con el discurrir del partido, el Betis confirmaba que su estado de salud ha mejorado ostensiblemente. Tras unos comienzos en que todo el aire le vino en contra, gol incomprensiblemente anulado a Pavone y penalti más que dudoso de Fernando Vega que el árbitro decretaría como tal, el Betis vio cómo el viento le cambiaba de dirección y a la rigurosísima expulsión de Acasiete iba a suceder penalti y expulsión de Cobeño para que la tarde se arreglase. Al cabo, un gol de Edu y dos de Pavone superarían al que Negredo hizo desde los once metros para abrir el marcador. Como balance, un triunfo más de la era Chaparro que vale su peso en oro y que sirve para confirmar que la mejoría progresa adecuadamente.
Fue una tarde que empezó ilusionante, con un Betis que contrarrestaba la forma del Almería de embocar el pleito. Y es que si los de Unai Emery presionaban arriba, los de Chaparro no iban a la zaga. Pero el cambio de golpes era inquietante y si a los seis minutos desperdiciaba Negredo una clara ocasión, dos después liga una estupenda combinación el Betis que culmina con gol de Pavone. Gol como una casa que el árbitro invalida de forma injusta.
Y al minuto, penalti de Fernando Vega y el Almería se adelanta en el marcador mediante Negredo. Todos los fantasmas que han ido acumulándose sobre la vertical del Betis en este tiempo de convulsiones y desmanes de dirigentes aparecen como por ensalmo, la gente se pone en lo peor, todo indica que estamos ante un más de lo mismo, cuando Acasiete ve la segunda tarjeta de forma tan injusta como fue la invalidación del gol de Pavone. Recompone Emery el equipo retrasando al malagueño Juanito, pero el capítulo de contrariedades no han terminado para los del Poniente, qué van a terminar.Corre el minuto 22 y Rivera es derribado por Cobeño casi en la línea de gol, penalti y, por ende, expulsión del guardameta. Otra recomposición y Emery quita del campo a Juanito para que salga el portero Diego Alves y baja a Soriano como acompañante de Pulido en el eje de la defensa. Empata el Betis y todo lo sombría que había aparecido la tarde va dándole paso a cierta luz, no mucha, pero alguna hay para vislumbrar que contra nueve puede el Betis manejar definitivamente las aguas para que éstas vayan a su molino.
Sin embargo, el Almería no juega a empatar, sólo a empatar. Con una línea de cuatro atrás, monta un rombo en que los vértices largos son Corona y Negredo flanqueados por Juanma Ortiz y Crusat, individuo éste rapidísimo y que ya ha cargado de personales a Ilic. Decididamente, el partido lo ha roto Velasco Carballo –el mismo que hizo añicos del Betis en Balaídos en la antepenúltima jornada del pasado curso– y puede pasar de todo, pero once contra nueve es mucha ventaja cuando queda tanto tiempo por delante.Pasa que el Betis no aprovecha el cuarto de partido que resta hasta el descanso. Luego se ve un Betis más razonable, con menos prisas, ensanchando más el campo, y sólo falta esperar que la fruta del gol caiga por su propio peso. Y no tarda en caer, que sólo han pasado cinco minutos cuando Capi demarra sobre el enrejado que ha establecido Emery sobre la media luna para servir a Pavone y que éste acredite otra vez que el gol y él son amigos de toda la vida.Ya de cara en el marcador, Chaparro, que se conoce bien a sus clásicos, no ha olvidado que Ilic y Caffa están amonestados y blinda la integridad del equipo sacando a Damià y a Babic como alternativas. Pero el equipo, que había empezado la segunda parte de manera muy coherente, va desordenándose, hasta el punto de que a veces tenemos la impresión de quien está en inferioridad numérica es el Betis, no el Almería. Se atolondra el Betis, seguramente por el vértigo que produce el poder perder el tesoro que se tiene entre manos, pero ese Almería que quiere cosas sólo llega a tres cuartos del rival.A veinte minutos del final, una concatenación de errores en defensa termina en tiro raso de Uche que Casto detiene con solvencia. Ahí se han parado todos los pulsos en Heliópolis, pero también sirve de catarsis para que el Betis salga del marasmo y logre que el nervio pueda con unos nervios que se antojan disparatados. Arzu se agarra al paso, Rivera es una máquina de recuperar balones y Capi le descabala el rombo al Almería con sus cambios de ritmo y sus conducciones en zig zag.En otra de estas conducciones, el camero saca una contra que termina en gol de Pavone y que pone fin a las intranquilidades.
La tarde se ha arreglado definitivamente, las cosas no tienen el color cárdeno habitual, se confirma que la orina del enfermo tiene mejor pinta y que el futuro tinta hacia un mejor aspecto, mucho mejor. La mano de un bético como Paco Chaparro se está dejando notar y es que siempre será mejor estar en manos así que de otro tipo.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Nota a los seguidores de Actualidad en Verdiblanco
Por motivos técnicos ha sido imposible colgar la crónica de estos dos últimos partidos. A partir de hoy la página volverá a tener su ritmo habitual.
Muchas gracias a todos.
Muchas gracias a todos.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Rememorar aquel Betis- Racing
La marea verdiblanca que nuca ha abandonado al Real Betis Balompie juega hoy un enorme papel en la salvación del equipo. Ahora es el momento de remar todos en una misma dirección, independientemente de crisis internas, de quien se siente o no en el palco, animar al equipo, gritar hasta quedarnos afónicos, no bajar nunca los brazos...Esa es la misión de la mejor afición de España, la afición del Real Betis Balompie. Vosotros hicisteis posible el milagro de Santander.
martes, 4 de diciembre de 2007
Chaparro tu oportunidad, nuestra esperanza
Paco Chaparro, hasta ayer técnico del Betis B será el encargado de dirigir la nave verdiblanca en detrimento del Sargento Cúper, al que los pésimos resultados han ido condenando hasta que su destitución ha sido inevitable.
Héctor Cúper llegaba a Sevilla con la vitola de ser un entrenador con currículun, desató en Mallorca la Cupermanía y llevó al Valencia a una final de Champions. Tras estas buenas campañas, el Inter se interesó por su fichaje. Ahí empezó su declive. No supo llevar a los pesos pesados del vestuario interista, y su mala relación con Ronaldo le condenó. Dos años después regresó a Mallorca, de donde se marchó entre aplausos y llantos amargos de despedida de la afición bermellona. De nuevo batacazo, el Mallorca se libró por poco del descenso y Cúper perdía todo el crédito ganado años atrás. Dos años de parón y una nueva oportunidad de recuperar el crédito perdido. El Betis llamaba a su puerta con un proyecto nuevo y esperanzador. Cúper no lo dudó y aceptó ponerse al mando de la nave verdiblanca. En dos meses todo ha cambiado, lo que antes era ilusión y esperanza, ahora es desesperación y astío. Él argentino se ha cansado de remar contracorriente; ha dejado de nadar para morir en la orilla. En resumen, no ha sabido, o no le han dejado comandar una nave que cada vez tenía más perdido el rumbo; partido tras partido los resultados dejaban en entredicho el estilo de juego del argentino, un estilo basado en una ferrea defensa, pero que en el betis era un coladero. Un estilo hecho para salir como balas al contragolpe y matar al contrario. Pero en el Betis estas balas eran de fogueo. Todo esto deja a un Betis hundido en la clasificación y a un Cúper, que aunque no ha recuperado el crédito, sus arcas están llenas a rebosar.
Chaparro llegó tu hora
A sus 65 años, el menudo entrenador sevillano Paco Chaparro es el encardo de dirigir al equipo de sus amores. Fanático de la mentalización, este amante de "El arte de la guerra" asegura que está preparado para coger las riendas de este Betis en crisis. Ya lo hizó en la última jornada de la pasada campaña cuando salvó al Betis del pozo de la Segunda División. Entonces la apuesta de Lopera salió bien. Una cosa está clara, con Chaparro en el banquillo será difícil ver a un Betis sin actitud y sin garra, algo de lo que parece que carecía en este inicio de campaña. Así, el nuevo entrenador verdiblanco contará en esta aventura con Juan Merino (ex jugador y hasta ahora subdirector deportivo del club) como segundo entrenador y con Carmelo del Pozo, quien volverá a ser preparador físico tras ser llamado personalmente por Lopera. Decir que este tridente tiene muy buen cartel entre la afición verdiblanca.
Es el momento de seguir animando y espoleando al equipo. El próximo envite será en el Madrigal contra un Villarreal herido tras su última derrota ante el Valladolid; pero, si con algo cuenta el Betis, es con una de las mejores aficiones de España. Por ello, no le quepa duda al bueno de Paco Chaparro que contará con el apoyo de la hinchada. Comienza un nuevo proyecto, y con él nuevas ilusiones y esperanzas para los béticos, por ello desde "Actualidad en Verdiblanco" le deseamos la mejor de las suertes. Ánimo crak.
lunes, 3 de diciembre de 2007
Drama en verdiblanco
El Atlético se paseó en Heliopolis
El Betis deambula por los campos de fútbol, pierde una y otra vez y, lo que es peor, lo hace con la sensación de que ni siquiera le exige a sus adversarios que den un ciento diez por ciento de sus posibilidades para llevarse los tres puntos. Al contrario, el Atlético, como antes el Barcelona, Valencia, Osasuna o muchos otros, se fue como vencedor ante el equipo de Héctor Cúper sin necesidad siquiera de apretar el acelerador a fondo, jugando a medio gas en todo momento. La impotencia del equipo verdiblanco es tal que el fondo no se atisba, que en estos tiempos tan decadentes por la fractura social existente en el beticismo en torno a la figura de Manuel Ruiz de Lopera y Ávalos parece que aún quedan experiencias peores por vivir.
Ésa podría ser una excusa perfecta para el colectivo de los futbolistas, tan habituados a buscar causas externas para los males que manan de sus propias entrañas. Pero no, el Betis no pierde por lo que sucede en su entorno, los verdiblancos caen derrotados una y otra vez por su incapacidad manifiesta para poner en apuros, al menos en apuros, a sus adversarios. Porque la grada no pudo empujar más en la fría anochecida de ayer, los béticos que no estaban en el terreno de juego sí cumplieron con su cometido y trataron, en vano, de meter a los suyos en la pelea. Era imposible, sin embargo, y todo se redujo a un par de intervenciones de Leo Franco.
Los dos disparos de Somoza y de Sobis poco después de la hora de juego se constituyeron en el único bagaje ofensivo del equipo de Héctor Cúper. Se exceptúa, por ser benevolentes, esa chilena de Melli del primer periodo que se fue ligeramente desviada y el resto se limitó a un quiero y no puedo, a una placidez gozosa para los madrileños e insufrible para quienes sienten en verdiblanco. Los intentos del Betis ni siquiera llegaban a la categoría de ser considerados como tales, morían mucho antes de poder ser catalogados como una ocasión de gol. Lógicamente, eso es muy poco para tratar de ganar un partido de fútbol en Primera División. El problema es que esta reflexión no es nueva, ni siquiera pertenece a los partidos que, tristemente, se han saldado con derrotas, también podría extenderse, como ya quedó reflejado en su día, a algunos empates. Por ejemplo, el día en el que el Racing visitó Heliópolis o en la visita al Athletic en Bilbao.
Es el triste sino de un Betis, el que era de Héctor Cúper y el que es de Manuel Ruiz de Lopera, que bien se encargó de pregonar en verano que había cogido las riendas para hacer un buen equipo, que muestra una incapacidad dolorosa para tratar de enderezar el rumbo en esta Primera División. La experiencia de ayer, por supuesto, no iba a ser menos hiriente. A los tres minutos de juego, en la primera falta que tuvo el Atlético en las cercanías del área de Ricardo, Reyes estrelló el balón en la cruceta cuando todos daban por hecho que los visitantes iban a gozar de ventaja en el marcador desde ese preciso momento. Afortunadamente, el Betis salió ileso de esa primera andanada, aunque sólo dos minutos después era Agüero quien volvía a dar un nuevo aviso ante la permisividad de Melli.
Desde ese instante ya estaba más que claro que en el campo había dos equipos en las antípodas, que el Betis estaba a años luz de ese Atlético que se ha metido en los puestos de la Liga de Campeones y que la suerte del partido dependía únicamente de los visitantes, jamás de lo que pudieran hacer los verdiblancos. Es tan triste como eso, los locales, supuestamente encargados de dominar el juego, no estaban capacitados para ello. La nueva combinación ideada por Cúper, que contó con el debut del joven Zamora como defensa central junto a Melli, tampoco dio ningún resultado, entre otras cosas porque este grupo de futbolistas por los que apostaba el entrenador argentino carece del equilibrio mínimo exigible para pelear en la categoría. Al contrario, corre con tan escaso sentido que siempre permite al rival controlar el balón con una facilidad insultante.
El Atlético, por supuesto, se benefició de ello y hasta llegó a la conclusión de que se podía permitir el lujo de ahorrar esfuerzos para otros días más exigentes. Ni siquiera tras el intermedio o en la recta final fue capaz el Betis de cambiar de velocidad, de atosigar a los hombres de Aguirre en su área. No se trata de que ese equipo bético no corriera o que no se le viera comprometido, como dijo uno de los dirigentes que acompañan a Lopera, el problema tenía un trasfondo aún peor y es que este Betis, de Cúper, no daba más de sí. El problema es saber si era necesario un cambio de entrenador o un milagro
Ésa podría ser una excusa perfecta para el colectivo de los futbolistas, tan habituados a buscar causas externas para los males que manan de sus propias entrañas. Pero no, el Betis no pierde por lo que sucede en su entorno, los verdiblancos caen derrotados una y otra vez por su incapacidad manifiesta para poner en apuros, al menos en apuros, a sus adversarios. Porque la grada no pudo empujar más en la fría anochecida de ayer, los béticos que no estaban en el terreno de juego sí cumplieron con su cometido y trataron, en vano, de meter a los suyos en la pelea. Era imposible, sin embargo, y todo se redujo a un par de intervenciones de Leo Franco.
Los dos disparos de Somoza y de Sobis poco después de la hora de juego se constituyeron en el único bagaje ofensivo del equipo de Héctor Cúper. Se exceptúa, por ser benevolentes, esa chilena de Melli del primer periodo que se fue ligeramente desviada y el resto se limitó a un quiero y no puedo, a una placidez gozosa para los madrileños e insufrible para quienes sienten en verdiblanco. Los intentos del Betis ni siquiera llegaban a la categoría de ser considerados como tales, morían mucho antes de poder ser catalogados como una ocasión de gol. Lógicamente, eso es muy poco para tratar de ganar un partido de fútbol en Primera División. El problema es que esta reflexión no es nueva, ni siquiera pertenece a los partidos que, tristemente, se han saldado con derrotas, también podría extenderse, como ya quedó reflejado en su día, a algunos empates. Por ejemplo, el día en el que el Racing visitó Heliópolis o en la visita al Athletic en Bilbao.
Es el triste sino de un Betis, el que era de Héctor Cúper y el que es de Manuel Ruiz de Lopera, que bien se encargó de pregonar en verano que había cogido las riendas para hacer un buen equipo, que muestra una incapacidad dolorosa para tratar de enderezar el rumbo en esta Primera División. La experiencia de ayer, por supuesto, no iba a ser menos hiriente. A los tres minutos de juego, en la primera falta que tuvo el Atlético en las cercanías del área de Ricardo, Reyes estrelló el balón en la cruceta cuando todos daban por hecho que los visitantes iban a gozar de ventaja en el marcador desde ese preciso momento. Afortunadamente, el Betis salió ileso de esa primera andanada, aunque sólo dos minutos después era Agüero quien volvía a dar un nuevo aviso ante la permisividad de Melli.
Desde ese instante ya estaba más que claro que en el campo había dos equipos en las antípodas, que el Betis estaba a años luz de ese Atlético que se ha metido en los puestos de la Liga de Campeones y que la suerte del partido dependía únicamente de los visitantes, jamás de lo que pudieran hacer los verdiblancos. Es tan triste como eso, los locales, supuestamente encargados de dominar el juego, no estaban capacitados para ello. La nueva combinación ideada por Cúper, que contó con el debut del joven Zamora como defensa central junto a Melli, tampoco dio ningún resultado, entre otras cosas porque este grupo de futbolistas por los que apostaba el entrenador argentino carece del equilibrio mínimo exigible para pelear en la categoría. Al contrario, corre con tan escaso sentido que siempre permite al rival controlar el balón con una facilidad insultante.
El Atlético, por supuesto, se benefició de ello y hasta llegó a la conclusión de que se podía permitir el lujo de ahorrar esfuerzos para otros días más exigentes. Ni siquiera tras el intermedio o en la recta final fue capaz el Betis de cambiar de velocidad, de atosigar a los hombres de Aguirre en su área. No se trata de que ese equipo bético no corriera o que no se le viera comprometido, como dijo uno de los dirigentes que acompañan a Lopera, el problema tenía un trasfondo aún peor y es que este Betis, de Cúper, no daba más de sí. El problema es saber si era necesario un cambio de entrenador o un milagro
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